domingo, 12 de octubre de 2014

Mi derecho a la réplica

"Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas."
     Mary Wollstonecraft

Recientemente escribí para el blog del lugar donde trabajo, un 'post' sobre un tema profundo de manera muy sencilla y por qué no decirlo, superficial. Pues bien, lo compartí a pocas personas, quienes me han leído anteriormente.
El asunto es que de entre todas las críticas -constructivas, por fortuna-, recibí una respuesta esperada, debido a esto, he aquí mi derecho a la réplica.


Durante el transcurso de la historia, han existido personajes que sentaron precedentes; sin inmiscuirnos en teorías creacionistas o evolucionistas, partiendo del hecho de que alguien más inventó la rueda, toda nuestra existencia se ha basado en de una u otra forma utilizar estos inventos, descubrimientos, luchas.


Todo bien con eso, el instinto de preservación, superación, nos hace aprovechar lo que tenemos a mano, sea inventado, descubierto o luchado por otros; más allá de los méritos que eso pueda darnos o quitarnos como personas -según usted quiera verlo-, se lo considera natural, es lo que hace que sigamos el curso evolutivo, siempre contínuo.


Lo interesante del tema, es cuando satanizamos el hecho de apropiarnos de los logros de nuestros antepasados porque no es nuestra sangre la que corrió en las batallas de independencia, porque no es nuestro cuerpo el golpeado por maridos opresores, porque no es nuestro himen el desgarrado a causa de una violación, o no somos nosotros quienes vivimos la segregación racial, social, clasista o sexual. Cuando decidimos desprendernos de batallas "que no fueron nuestras" por el simple hecho de pensar que somos lo que somos desde que nacemos y dejamos de serlo cuando expiramos, por mala suerte, por una falla cronológica.


Personalmente estoy convencida, de que no existe nada más falso que eso. Obviamente somos nosotros desde que nacemos, pero no dejamos de existir el día que morimos, básicamente porque si haces bien -o mal- las cosas, siempre habrá algo, al menos un pequeñísimo rastro de que tu paso por este mundo no fue en vano.


La respuesta "Nosotros y ellos" por Rou Oliveira, fue a "La revolución del autoestima", y su molestia radicó en que puse "a cargar" a los hombres -en general-, la pesada cruz de habernos oprimido. Pues bien, dejando claro que opino que el machismo no es una cuestión de culpa, que no pertenece exclusivamente al sexo masculino, paradójicamente, vale mencionar que durante siglos, y por qué no decir milenios, fue asunto de todos, desde los tiempos en que te consideraban impura por menstruar, hasta la época en la que no podías trabajar porque 'el hombre en la calle y la mujer con los hijos en casa'.
La cuestión no radica en quién tuvo, tiene o tendrá la culpa, el problema es que existió, amigos, pasó, pasa y pasará porque es un tema cultural, de crianza; en nosotros está el alimentarlo o dejarlo morir -como pienso, corresponde-.


El punto neurálgico fue, según su autor, que las mujeres de hoy "nos adjudicamos batallas que no fueron luchadas por nosotras" (revolución femenina). Para mi, está sujeto a debate, porque es hasta ideológico: Yo siento tener algo de aquella mujer oprimida, y a la vez, algo de aquella mujer liberada; porque en mi esencia, estimado lector, tengo la convicción de que soy un pedazo de cada mujer de cada generación desde el inicio de los tiempos. Incluso si existió Eva, también tengo parte de ella. Tengo algo de todas aquellas que de alguna forma cambiaron el curso de la historia, las mismas que me dejan vivir este presente tan cómodo en el que me encuentro ahora.


Considero que el dejar de sentirme beneficiaria de esa herencia, sería morir un poco, y yo amo sentirme viva. No hurto victorias pasadas, asumo las causas que llevo en mi, con las que me identifico, por las que sin duda dejaría hasta mi alma. Me apropio como ellas del derecho y el deber de soñar con la posteridad, por dejar de cualquier forma aquel rastro que pruebe que yo pasé por aquí alguna vez; pero jamás desmereciendo ni olvidando que mujeres valientes y decididas se fueron contra el mundo por defender en lo que creían. Digamos que es una especie de inspiración y obviamente orgullo.


Sin caer en el feminismo, mucho menos en el feminazismo, me hubiera gustado explayarme más, pero hay que reconocer los límites de la tolerancia y las malas interpretaciones que pueden acarrear el ponerse pasional en un tema como este.


Para finalizar, sostengo lo escrito. Me siento parte de toda lucha que hoy me ha permitido ser un poco libre, peleo cada día por no dejar de serlo y supongo que cuando termine mi paso por este mundo, amigos, eso tendrá algún mérito.





Lali.


PD: Rou, coincidimos, ¡Qué hermosa era Marilyn!